En el mes de marzo la Universidad de Cuenca conformó la Mesa COVID-19, con el objetivo de estudiar y entender la dinámica de la pandemia y sus implicaciones en la sociedad, tanto en las condiciones de salud, como en las económicas, emocionales y sociales, para desde una reflexión fundamentada en la evidencia académica y científica aportar con soluciones a las preocupaciones de la colectividad.

 Así lo explicó uno de los integrantes y titular de la Dirección de Vinculación con la Sociedad, David Acurio. Se suma el análisis que harán a los efectos ocasionados en los procesos de educación, particularmente la superior y de la institución.

Acurio agregó que la Mesa es un espacio de articulación de las investigaciones y acciones de la Universidad. En un mes de gestión ha logrado una “cohesión interdisciplinaria que potencia la respuesta que institucionalmente pretende dar la Universidad de Cuenca”.

Y es que, tras un año de la emergencia sanitaria, en la Alma Mater, docentes de algunas facultades, entre ellas Ciencias Químicas, Agropecuarias, Ciencias Médicas, Ciencias Económicas y Administrativas, han desarrollado estudios en torno a la COVID-19; constan los de: seroprevalencia, mortalidad, percepción de las personas respecto a la eficacia de las vacunas, impacto de la pandemia en la nutrición e impacto económico en las pequeñas y medianas empresas, por citar algunos.

Trabajo

Acurio puntualizó que la Mesa se caracteriza por tener una relación con la acción presente. Así, en términos de estructura refirió que el trabajo en el interior de la Universidad está ligado a la vigilancia epidemiológica para enfrentar las situaciones concretas de los casos, acciones vinculadas con la bioseguridad y el bienestar de los docentes, estudiantes, empleados y trabajadores; además de las concernientes con la comunicación.

Figuran también las acciones a mediano plazo, aquellas investigaciones para generar respuestas y distinguir oportunidades potenciales que podría tener la Academia en este contexto. Un ejemplo es el proyecto de identificación de riesgos para volver a las aulas, que “supone identificar cómo el virus, a través de los aerosoles, se puede esparcir en un espacio concreto y qué características de cuidado se debe tener en ese espacio, en esa aula y en ese edificio”, enfatizó el experto.

Otro estudio que prevén está planteado desde la Facultad de Ciencias Agropecuarias, conjuntamente con la Universidades del Azuay y Católica de Cuenca para intentar generar localmente una prueba de uso más sencillo para detectar el virus en los grupos poblacionales, se denomina LAMP por sus siglas en inglés (Loop Mediated Isothermal Amplification).

El investigador destacó que la Universidad de Cuenca tiene la responsabilidad de adoptar una posición y criterio claro sobre lo que está pasando en el contexto de la pandemia, pues “no somos una cápsula desconectada de la dinámica general de la sociedad y por tanto nuestro deber es averiguar, desarrollar, innovar, buscar alternativas y presentarlas; eso es lo que pretende la Mesa COVID-19”.

En ese sentido, la organización interna del grupo interdisciplinario de profesionales de la institución potencia su capacidad para sugerir, informar e incidir en las decisiones externas con una mirada critica. Evidencia de aquello fueron las recomendaciones que enviaron el 17 de abril al COE Cantonal luego del incremento registrado en las últimas semanas en el número de contagios y muertes en el país.

A nivel interno se han realizado pruebas de testeo con los trabajadores para identificar anticuerpos y así tener una idea de prevalencia ante un posible panorama de retorno a la presencialidad. En ese sentido, la expectativa es que para septiembre se desarrolle una educación bimodal, es decir, que conjugue el regreso a las aulas y mantener el entorno virtual, siempre que se cumplan las condiciones idóneas.

Entre los temas de análisis para tal efecto están: componentes de infraestructura, priorización de asignaturas, cómo manejar el tema de movilidad, en todo aquello trabaja la Mesa COVID-19, que por ningún motivo pretende ser un Comité de Emergencia, sino el espacio de análisis, investigación y acciones a largo plazo que busca construir respuestas a la pandemia.

En resumen, Acurio recalcó que a un mes de trabajo, los logros se perciben en: haber articulado experiencias e iniciativas internas, tener un posicionamiento institucional mas fuerte sobre el tema de la COVID, haber asentado una comisión más específica de seguimiento y el diseño del proyecto para volver a las aulas, este último se gestiona con el Vicerrectorado Académico.

A tomar en cuenta

• La Mesa COVID-19 está integrada por actores de la Universidad con distintas experticias en áreas de conocimiento.
• Las reuniones se realizan cada 15 días para discutir y definir tareas que permitan aportar a enfrentar la pandemia.
• No está integrado por un número definido, responde más bien a las necesidades del momento.