Verónica, Yacu y Nico retomaron su vuelo con la libertad que les asiste por derecho, luego de completar un proceso de recuperación de año y medio. Las tres águilas fueron emancipadas este jueves 31 de octubre, en la reserva de Quimsacocha, ubicada a 35 kilómetros al sur de Cuenca, a propósito del proyecto de vinculación entre la Facultad de Ciencias Agropecuarias, de la Universidad de Cuenca, y el Zoológico Yurak Allpa.
Fue precisamente el rector, Pablo Vanegas, el encargado de soltar a la primera de las aves, que dudó por unos segundos en su aletear, pero luego planeó para emprender su viaje entre el cielo del páramo, tras haber cumplido con un ciclo de entrenamiento y musculación.
“Quiero agradecer a las personas que estuvieron involucradas en la recuperación y propiciaron el espacio para esta liberación. Ha sido una experiencia única”, señaló el principal de la U. “Es un trabajo impulsado por el profesor Estuardo Palacios, de Veterinaria, siempre con el apoyo de las autoridades institucionales y que ahora ve sus frutos”, acotó.
El decano, Guillermo Serpa, se mostró complacido con el resultado del esfuerzo. Él estuvo al inicio de la labor conservacionista y ahora fue testigo del término, manifestando que este es un ejemplo del aprendizaje en la práctica y que se continuará con otras especies.
En caravana se llegó desde la parroquia Tarqui para realizar la acción de reinserción de los animales silvestres, entre los asistentes se encontraba el estudiante de veterinaria, José Pacheco, quien se encargó de su introducción en el proceso de recuperación, a través de técnicas con utilización de mangas o túneles de entre 40 y 50 metros.
“Tenemos la seguridad de su sobrevivencia en un 95%, el restante 5% depende de ellos, ya sabrán escoger en donde vivirán de ahora en adelante”, comentó emocionado, como despidiéndose con quienes compartió mínimo dos horas diarias desde su ingreso.
El equipo de trabajo también fue conformado por el biólogo Fernando Juela, el ingeniero Fernando Andrade y la estudiante Tatiana Sigüenza, los dos últimos, al igual que Pacheco, entrenados en el arte de la cetrería.
El propietario del zoológico, Alberto Vele, señaló que este fue un final con alegría, pero que no hubiese sido posible sin el trabajo cooperativo. En el proyecto se tuvo el respaldo de la Prefectura del Azuay y el Ministerio del Medio Ambiente, con los ingentes económicos necesarios para fortalecer la iniciativa.