Los ríos urbanos se diferencian de los ríos en estado natural por la conexión directa que presentan con el hábitat humano. La accesibilidad a las fuentes de agua y, particularmente, a los ríos, ha jugado un papel decisivo en la ubicación y el crecimiento de los asentamientos humanos. Estos ríos son, por ende, vínculos entre los habitantes urbanos y los ecosistemas naturales.
Proteger los ríos urbanos trae una serie de beneficios ecológicos, paisajísticos y sociales. Los beneficios ecológicos se dan en la medida que sus orillas conforman corredores verdes con suelo permeable que permiten controlar el flujo del agua, la supervivencia de biodiversidad y la reducción de la contaminación ambiental. Los beneficios paisajísticos están relacionados a la calidad visual que los ríos urbanos brindan al entorno construido. Los beneficios sociales están asociados a sus márgenes que permiten la interacción de personas de diferentes orígenes socioeconómicos, el contacto de la población urbana con el medio natural y la generación de sentimientos de posesión y significación debido al profundo valor simbólico que la población otorga a sus ríos.
Pese a estas condiciones favorables, los ríos urbanos han atravesado serios procesos de degradación causados por factores diversos como la presión inmobiliaria, la falta de planificación, los proyectos invasivos de canalización, la privatización de las márgenes, la contaminación del agua y la apertura de grandes vías que han debilitado la relación entre las ciudades y sus ríos.
El primer paso hacia la salud de los ríos urbanos será la recuperación de la conectividad entre las actividades humanas y los procesos hidrológicos naturales, evitando rupturas de cualquier tipo. Será necesario rediseñar la infraestructura básica para mantener estas conexiones cognitivas y garantizar que los frentes de agua sean un componente activo en la consolidación de la dinámica cultural y ecológica.
Es esencial comenzar a implementar procesos de planificación y políticas públicas relacionadas con los ríos urbanos, bajo el nuevo paradigma de sostenibilidad ambiental, donde las orillas deben posicionarse como espacios públicos y colectivos abiertos para la ciudad, promoviendo comunidades sostenibles con sus propios servicios, instalaciones y transporte público.
La rehabilitación de los ríos urbanos es una acción necesaria y urgente. En este proceso, resulta imprescindible contar con herramientas claras que permitan evaluar la situación actual y el grado de afectación de estos espacios para dar soporte a la toma de decisiones, tanto a nivel de políticas públicas como de estrategias de diseño.