La violencia contra las mujeres es un grave problema de salud pública y una manifestación de las relaciones desiguales de poder entre hombres y mujeres. La violencia se puede instalar prácticamente desde antes del nacimiento, puede estar presente a lo largo del ciclo vital y tiene lugar tanto en espacios públicos como privados, en estructuras patriarcales, jerarquizadas y estereotipadas, es ejercida prácticamente en todas partes y con cualquier objeto material o simbólico. Los hechos violentos tienen un matiz de presentación, que incluyen el grito, el insulto, la mirada y el golpe, el acoso, el aislamiento, el olvido, la invisibilidad, la negación de los mínimos derechos, hasta el uso de armas mortales en su contra.
La incursión en el mundo laboral fue lenta, el 1ero de enero de 1896 se crearon los primeros cargos públicos para mujeres, y sólo hasta 1979 fue nombrada una mujer en un Gabinete Ministerial. Si bien se ha incrementado su participación económica y su nivel educativo, padecen aún carencias; especialmente en las zonas rurales y en gran medida en su situación de salud, lo que significa que todavía sufren de problemas sanitarios básicos, agravados. Según el Foro Económico Mundial, faltan 170 años para cerrar la brecha económica entre hombres y mujeres de todo el mundo, por lo cual se justifica la justa y necesaria lucha por la equidad de género - en este caso su participación laboral - bajo los mismos términos, reconocimiento y sueldos.
Sobre autor/a
Fernanda Ramírez
Ingeniera Industrial, Diplomado en Docencia Universitaria, MBA con especialidad en Calidad y Medio Ambiente. Especialidad en Educación Sexual y Derechos Sexuales.
Periodista Empírica. Activista de Derechos Humanos.
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- Realidad de la población LGBTI (lesbianas, gays, bisexuales, transgenero, transexuales, travestis e intersex), en la ciudad de Cuenca.
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