En economía existen aquellos quienes poseen dinero para invertir, pero no la idea de negocio; y aquellos quienes tienen la idea de negocio, pero no los recursos necesarios para ejecutarla.
El lado de quienes están dispuestos a prestar el dinero se denomina oferta; el de aquellos que lo requieren se denomina demanda. Estos lados de la economía deben ser coordinados, para que aquellos que ofertan coincidan con aquellos que demandan. En el Ecuador este papel de coordinador por lo común lo desempeña un banco. Capta el dinero de quienes poseen un exceso y se lo asigna a quienes poseen un déficit. A cambio del dinero, quienes lo entregan requieren una tasa de interés que los compense por prestarlo y no consumirlo en ese instante; por su lado, quienes lo piden deben pagar una tasa por usar un dinero que no es suyo.
En los países desarrollados, y en cierta medida en los en vías de desarrollo, el papel de intermediador lo asume el mercado financiero. En este, los bancos no son más que una parte de los participantes.
Los participantes, en los mercados financieros, van desde una pequeña hipotecaria, hasta estados nacionales, pasando por administradoras de fondos, cuyas capitalizaciones individuales superan incluso el PIB de algunos países. A los mercados financieros acude una empresa multinacional si es que quiere financiar un proyecto de inversión, por ejemplo, un oleoducto desde la Amazonía a la Costa. También puede acudir un país en aprietos fiscales (le falta dinero para cubrir sus necesidades actuales), emitiendo deuda soberana; por ejemplo, Ecuador recientemente.
A más de la intermediación, el mercado financiero permite diversificar las inversiones, con lo cual el riesgo de la cartera de un inversionista se reduce sustancialmente. Como riesgo de la cartera nos referimos a la probabilidad de perder el dinero invertido a causa del incumplimiento del prestatario. Lo anterior es aludido con la conocida frase “no poner todos los huevos en el mismo cesto”. Para el caso de los prestatarios, la diversificación de las fuentes de dinero permite acceder a tasas de interés más convenientes.
La bolsa de Nueva York, la de Londres, incluso de la Quito o Guayaquil, son expresiones de los Mercados Financieros. La diferencia entre unos y otros son sus niveles de actividad y liquidez. Mientras menos impulso se le dé a una Bolsa y, por lo tanto, menos líquida sea, más protagonismo tendrán los bancos. Es decir, quienes poseen dinero, y quienes lo requieren, están limitados en su diversificación de riesgo, y de fuentes respectivamente. En otras palabras, son un mercado cautivo.