Autor: Dr. Guido Pinos
En estas condiciones no es de extrañar que surjan tensiones y conflictos, nos sentimos reprimidos injustamente.
Durante estas semanas de pandemia algo repetitivo ha sido observar distintas contravenciones de las normas que el COE nacional ha dispuesto para intentar afrontar la enfermedad mortal que afecta al mundo. Con asombro hemos observado personas que conducen su vehículo en días y horarios prohibidos, otras sin mascarilla, realización de fiestas y reuniones, consumo de alcohol en sitios públicos, enfermos que circulan sin pensar en la posibilidad de contagio a otros, etc.
La pregunta que surge es: ¿Son conscientes de lo que están haciendo? ¿son conscientes del riesgo a que se someten?
Nuestra conducta puede ser planificada o impulsiva, con frecuencia no sabemos por qué hacemos lo que hacemos. La conducta diaria es rutinaria y repetitiva, actuamos de manera poco meditada, y a menudo salimos adelante. Pero ¿qué ocurre cuando nos cambian las normas en crisis como la de hoy? En esta situación se producen reacciones al sentir que nos imponen un nuevo orden que nos incomoda, que nos impide seguir con nuestra agradable vida. Nadie ha pedido nuestra aceptación, simplemente debemos realizar lo que los expertos han dictaminado sobre esta enfermedad poco conocida.
En estas condiciones no es de extrañar que surjan tensiones y conflictos, nos sentimos reprimidos injustamente, esto se acentúa cuando vemos que en otros lugares se adoptan medidas más flexibles, aunque sean de riesgo.
Maslow, en su Teoría de las Necesidades habla de las Necesidades Sociales, relacionadas con la vida del individuo y las otras personas. Necesitamos establecer relaciones de amistad, dar y recibir afecto, de participación en grupo.
Un aspecto ya estudiado es la influencia de la cultura nacional en nuestra conducta, pues, de modo sintético, las culturas de occidente son individualistas, centradas en el bienestar personal, en la libertad y derechos; en contraposición con las culturas orientales basadas en el pensamiento colectivista y el bienestar grupal y social, lo que evidentemente facilita la aceptación de normas que establecen situaciones como el aislamiento social.
La Psicología social trata de entender la lógica de estas conductas y por ello considero que este es un tema a investigar. Deben existir factores económicos, emocionales, personales, de hábitos sociales, etc. que podrían explicar esta situación, su conocimiento permitiría desarrollar estrategias eficaces para prevenir este tipo de conductas disruptivas. Parece que la represión y sanción no son el mejor camino para controlar estas conductas aparentemente incomprensibles.
Sobre autor/a
Dr. Guido Pinos A.
Doctor en Medicina y Cirugía, Especialista en Psiquiatría,Magister en Investigación en Salud, Certificado en Psicología Social.