Autor: Mireya Palacios
- El marianismo es el complemento del machismo
- El feminismo no excluye ni pretende dominar al varón; es un movimiento que defiende la igualdad de derechos entre mujer y hombre.
- El machismo tiende a justificar y normalizar la violencia social.
Foto: Jairo Granda
La educación social de hombres y mujeres desde la primera infancia hasta la adultez constituye una clave primordial para superar los estereotipos que no favorecen la construcción de una sociedad justa y equitativa, en la que no exista supremacía de unos sobre otros por ningún concepto, menos por el atribuido al género.
Un estereotipo es una percepción positiva o negativa que tiene un grupo social sobre otro. El primer concepto que abordaremos es el machismo palabra que proviene de macho; estereotipo de género que atribuye al hombre características como la hipersexualidad, agresividad, dominancia, terquedad, prepotencia hacia las mujeres. La versión femenina de machismo, sería el hembrismo aunque se suele pensar que es el feminismo. Este estereotipo atribuye a las mujeres rasgos como la violencia y la sed de venganza hacia el hombre para en algún momento tomar su lugar. En los estudios de género y en la militancia contemporánea, esta actitud no tiene lugar ni ha cobrado vigencia, permanece como una dimensión carente de sentido. Mientras que el feminismo es un movimiento filosóficamente sustentado, que reivindica el papel de la mujer en la sociedad y que defiende la igualdad de derechos entre mujer y hombre. Está representado por figuras notables y se ubica en contextos históricos determinados. Erróneamente se concibe al feminismo como el deseo de excluir al varón del ámbito femenino. Lo que sí busca el feminismo entre otros aspectos es la visibilizarían de la exclusión y violencia que han sufrido las mujeres a lo largo de la historia y por ende su justa reinvidicación.
Por su parte el marianismo es un estereotipo de género propio de la cultura latinoamericana donde la mujer por considerarse descendiente tácita de la virgen María; tiene el deber de complementar al hombre machista para llevarlo a otro nivel; siendo, paciente, tolerante y sumisa, ante todos los roles que la construcción social del machismo le ha asignado.
Lamentablemente estereotipos como el machismo y el marianismo están muy arraigados en nuestra sociedad latinoamericana; naturalizando comportamientos de violencia entre hombres y de hombres hacia mujeres que en los peores casos terminan en feminicidio, pero también propicia la desigualdad de oportunidades con respecto a la educación, empleo y remuneraciones. Por su parte la mayoría de los medios de comunicación refuerzan estos estereotipos.
Resulta del todo alentador que la academia haya asumido con toda seriedad y profesionalismo los espacios de formación y debate, que compaginan los estudios de género, los movimientos sociales y la defensa de los derechos humanos.
Sobre autor:
Autora: Mireya Palacios.
Licenciada en Filosofía, Letras y Ciencias de la Educación, especialidad Filosofía, Sociología y Economía, Mgst. En Estudios Latinoamericanos por la Universidad de Cuenca. MSc. En Sexualidad Humana por la Universidad Católica de Lovaina.