Actualmente, es común encontrar estudiantes universitarios que dominan las herramientas informáticas propias de la Web 2.0 como, por ejemplo, Google Apps, Skype, Facebook o Youtube. Esto se debe no solamente a su facilidad de acceso sino también a que estas aplicaciones permiten, de una manera sencilla, elaborar y compartir contenidos, comunicarse y colaborar entre usuarios. La mayoría de estudiantes tienen acceso permanente a Internet y, además, utilizan diversos dispositivos electrónicos. Su forma de uso es tan natural que parece que no necesitan capacitación previa, estos individuos son conocidos como “aprendices digitales”.
El impacto de estas nuevas tecnologías, su accesibilidad y su facilidad de uso, plantean reformas del tradicional proceso de enseñanza-aprendizaje. Estos cambios son necesarios y prioritarios, lo exigen las nuevas demandas laborales y las condiciones mismas de la sociedad del siglo XXI, inmersa en las tecnologías de la información y comunicación. Todos estos factores han llevado al sistema educativo a buscar maneras de enfrentar estos nuevos desafíos. Un ejemplo de ello son los modelos tecno-pedagógicos, que se encuentran transformando la instrucción educativa en todos los niveles. Con estas consideraciones, es necesario dirigir la educación hacia el uso de este tipo de modelos, de manera que permitan al estudiante tener un rol más activo, y la posibilidad de elegir y personalizar su propia ruta de aprendizaje, en función de sus intereses y experiencias, permitiéndoles trabajar en un ambiente colaborativo en el aula, y en el que el profesor actúe como facilitador o guía.
Uno de los modelos tecno-pedagógicos con mayor aceptación es el Flipped Learning, en este modelo se transfiere información de contenido educativo, a través de videos, artículos científicos o informes técnicos. Este material debe ser revisado por cada estudiante antes de la clase, mientras que en el aula se profundiza la comprensión del contenido, con la guía de los profesores y mediante actividades de mayor nivel cognitivo, como la discusión con compañeros o la resolución de problemas.
A la fecha, varios estudios dan cuenta de resultados positivos del Flipped Learning: satisfacción de los estudiantes, quienes disfrutan y se involucran con el formato; mejora la reflexión y el desarrollo de habilidades para solucionar problemas y tomar decisiones; mejora el rendimiento académico; mayor compromiso en su educación y autonomía. Además, el estudiante tiene más tiempo en clases para las discusiones y presentaciones, y para la retroalimentación oportuna. Ahora bien, el lector se preguntará: si todo son ventajas, entonces ¿por qué no se aplica este método en todas las instituciones educativas? Tal vez un obstáculo es el mayor tiempo que toma diseñar este tipo de clases, comparado con la preparación de una clase tradicional, basada en conferencias. Además, estos medios digitales podrían no estar al alcance de todos los estudiantes o de toda institución académica. No obstante es necesario que, tanto estudiantes como docentes, estemos preparados para estos nuevos modelos educativos, acordes a las demandas de los diferentes entornos de aprendizaje.
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Enlaces de interés:
https://flippedlearning.org/
https://www.heacademy.ac.uk/knowledge-hub/flipped-learning-0
https://www.theflippedclassroom.es/